PEAGROSEMANA 25.11 Europa quiere salir de la molicie

Puede que haya pasado algo desapercibida, pero la reunión del Coreper (la representación permanente de los Estados en la UE) de la semana pasada puede marcar un hito en la política agrotecnológica de Europa. Este órgano no toma decisiones, pero prepara las cuestiones que van a ser tratadas en el Consejo y esta vez sus miembros, los “embajadores” de cada país en la Unión, han decidido que se abra la negociación para regular, por fin, las nuevas técnicas genómicas (NTG).

NTG suena a OGM (organismos genéticamente modificados), pero no es lo mismo y esta diferencia es la que lleva mucho tiempo alimentando la esperanza de la agricultura europea de que se abran las puertas no a la investigación genómica, que ya se viene haciendo de alguna manera, sino a la aplicación práctica y autorizada de los avances en esta carrera en la que la UE había decidido no tomar parte.

O no lo había decidido, pero no tomaba parte, que es lo mismo.

El discutido y polémico principio de precaución europeo nos ha mantenido al margen de la carrera de los OGM, aunque no de alimentar a nuestros animales con piensos transgénicos e incluso de cultivar plantas transgénicas, contradicción largamente criticada. Pero quedarnos fuera de los avances NTG estaba siendo visto por amplios sectores como un suicidio colectivo, pues la lucha contra los efectos del cambio climático, entre otras cosas, puede que sea inútil sin este batallón de vanguardia. Así que todo apunta a que esta vez participaremos en la galopada biotecnológica, aunque el proceso todavía será largo para los más impacientes. Si quieres saber más, escribí algo al respecto no hace mucho.

Parece que Putin y Trump, a la postre, nos van a hacer salir de la dulce decadencia en la que nos mecíamos. Igual un día hay que hacerles un hueco en el panteón de los forjadores de Europa. La monetaria puede que no, pero la autosuficiencia alimentaria, defensiva, tecnológica y cuantas puedan venir estos días acabaremos debiéndoselas a este par de bellacos y sus oligarquías, que nos han sacudido el colchón en plena siesta.

Dicho esto con permiso de las bodegas europeas, a las que no les gusta que la Unión se ponga firme con el güisqui made in USA porque luego la Casa Blanca amenaza con aprobar aranceles del 200 % al vino de esta parte del Viejo Mundo. Hay una cierta candidez en esta exigencia, que no petición, del Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas de que “se mantenga al vino fuera del actual conflicto comercial entre la UE y EE. UU., motivado principalmente por los aranceles al acero y al aluminio”.

Amigos vinateros: estamos en guerra (arancelaria) y a la guerra se va para hacer daño. La culpa no es del acero y el aluminio, primeros damnificados, sino del emperador de cabellos carotenoideos que piensa que en el Despacho Oval se está para tocarles los susodichos a los demás. ¿Y cómo se puede chinchar más y mejor a Europa? Pues con los productos agroalimentarios, que para eso es una potencia exportadora de viandas. Con las flautas de caña seguro que no se mete.

Tengan por seguro que si la guerra sigue, tarde o temprano, con o sin aluminio o la mediación del aguardiente del lejano Oeste, el vino iba a encontrar su sanmartín arancelario. Prometo incrementar el consumo personal e incluso el familiar del purpúreo caldo y animo al reto patrio de sumarse al compromiso, pero vienen mal dadas, pongan el magín a trabajar con un poco más de visión y menos intención conminatoria.

Fíjense en la secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del MAPA, que pese a ser una autoridad, se limita a “instar”, sin exigencias, a los solicitantes de la PAC “a acelerar la presentación de solicitudes de ayudas”. Eso sí que son formas. Debe de ser que las dichas solicitudes están cayendo con lentitud y la buena señora se teme que, terminado el plazo correspondiente, los beneficiarios le pidan, como siempre, una prórroga. Y es que entre la prórroga para hacer la solicitud y, luego, el adelanto de los pagos (cosa que ya no se pide porque se da por hecha y pobre del consejero que no afloje la faltriquera antes de la siembra), al FEGA y sus primos de provincias se les hace bola el aluvión administrativo. ¿Pero qué nos jugamos a que así será otra vez, Doña Ana?

Y como la semana ha ido de peticiones, recordemos la carta de las organizaciones agrarias y de las cooperativas al presidente Sánchez para que se oponga a los cambios que suenan por Europa con respecto a los presupuestos futuros y la gestión de estos, que podría quedar en manos de lo que se está llamando Fondo Único, en el que la PAC, la política europea más antigua y dotada hasta el momento, podría quedar diluida, despersonalizada y desprotegida, según temen. Simplificación sí, pero no tanta, a ver si nos vamos a pasar…

Por cierto, que se retrasa de nuevo el momento de saber qué organizaciones agrarias son o no representativas a nivel estatal y cuánto. El Gobierno metió la cuestión en la propuesta de ley contra el desperdicio alimentario y la cuña pasó la prueba del Congreso, no así la del Senado, donde manda el PP, que ha dicho sí a lo del desperdicio, pero ha enviado el toro de la representatividad al corral porque no pinta nada en esa ley. Tiene razón, pero ¿qué pinta el lobo?, animalico al que la Cámara Alta sí ha dedicado unos párrafos en la norma. ¡Cómo les gusta enredar a los señores y señoras con escaño!

Feliz Peagrosemana.

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