Visitas de prensa o la crónica de un viaje sin paraguas

Hablamos estos días en el seno de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (APAE) sobre la posibilidad de organizar visitas de prensa extranjera a nuestro país. Consideramos que para nosotros es una oportunidad de ampliar relaciones y estrechar lazos. Y pensamos que para las empresas agroalimentarias españolas puede ser también una forma de abrirse a nuevos escenarios informativos. Sobre el papel todo funciona correctamente, pero luego llega la realidad y nos encontramos con que las visitas de prensa no son baratas (viajes, alojamiento, comidas… de obsequios ya ni hablamos). Veremos hasta dónde llega la iniciativa.

Por otro lado, me preguntan algunas personas sobre el reciente viaje a Dublín. Si ha sido interesante, si merece la pena darse una paliza para lo que después se obtiene, si estas cosas no son gastos innecesarios de las administraciones o de las empresas que incurren en ellos…

Periodistas en la granja irlandesa de los Hannon
Periodistas en la granja irlandesa de los Hannon

A lo largo de mi vida profesional he asistido a este tipo de eventos de dos maneras, como invitado y como organizador. Y también los he comentado y he aportado mis humildes conocimientos al respecto en distintos foros formativos en los que he podido participar. En mi  opinión, los viajes o visitas de prensa han sido siempre una fórmula de comunicación muy efectiva para las empresas agroalimentarias y las instituciones del sector, no creo que a estas alturas cambie de idea. También pienso, claro está, que son actividades generalmente muy interesantes para los periodistas que participan en ellas.

En el primer caso, destacaría las siguientes ventajas:

  • Permiten establecer un contacto directo y de primer nivel con los periodistas, lo que facilitará las futuras relaciones.
  • Ofrecen la posibilidad de dar explicaciones en detalle, con lo que se consigue una mejor comprensión del mensaje. Importante si se tiene en cuenta que no existen muchos periodistas especializados en agroalimentación.
  • Sirven para demostrar lo que se dice y, por lo tanto, para ganar credibilidad, condición fundamental para convertirse en una fuente de información apreciada por los medios.
  • En el caso de productos alimentarios, es posible enseñarlos y explicarlos más allá de su condición de materia prima, es decir, en presentaciones gastronómicas que potencian su valor.
  • Aumentan la notoriedad de determinados acontecimientos y, en consecuencia, su interés informativo.

Evidentemente, todo esto tiene un coste superior al de escribir y enviar una nota de prensa, pero a todas luces rentable si de verdad hay contenido informativo que lo justifique y se organiza bien.

Para los periodistas, por su parte, siempre será interesante:

  • Conocer directamente  a expertos del sector que pueden convertirse en generosas y fiables fuentes de información.
  • Profundizar en temas y cuestiones que les interesan y que en ocasiones resultan excesivamente áridas.
  • Comprobar que efectivamente la información que reciben es fidedigna.
  • Ampliar agenda de colegas y fuentes.

El inconveniente, en este caso, es que el viaje suele ser lo que llamamos una paliza y ese ladrón de tiempo que merma las satisfacciones que habrían de llegar por la vía familiar o la del tiempo libre. También implica, a la postre, gastos, aunque estos estén prácticamente cubiertos en su totalidad por la organización. Pero casi siempre merece la pena.

Además, para ambas partes, el evento acaba convirtiéndose, por unas razones u otras, en una experiencia de esas que ahora se denominan memorables.

Lo dejo aquí, pero para quienes tengan curiosidad y tiempo hago a continuación un breve relato de lo que fue la visita de prensa organizada con motivo de la reunión informal de ministros de Agricultura y Pesca en Irlanda. Y que cada uno saque sus propias conclusiones acerca del interés y la eficacia que estas actividades pueden tener. No es un evento tipo en cuanto a su génesis, pero la forma de ejecutarlo responde a la praxis habitual.

La verde Irlanda. Mi experiencia más reciente, como saben quienes siguen este blog, ha sido un viaje a Dublín. Invitaban la European Network of Agricultural Journalists (ENAJ) y la dirección general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea. De entrada tocaba levantarse a las cinco de la mañana el día de salida y llegar a casa a la una de la madrugada el día de regreso, después del consiguiente vuelo y de conducir más de 300 kilómetros. Pero allí esperaba un hotel confortable (sin más), una atención generosa por parte de los organizadores, muchos colegas por conocer y algunos conocidos a los que existen pocas oportunidades de saludar en persona.

El primer día el comisario de Agricultura, Dacian Ciolos, ofreció una rueda de prensa sin demasiado interés informativo. Se reunía los dos días posteriores con el consejo informal de ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea. Palabras de esperanza en el encuentro, buenas intenciones y algunas pistas para seguir el desarrollo de la reunión. Algunos compañeros que informan exhaustivamente sobre las evoluciones de la Política Agraria Común (PAC) mantienen que el comisario muy pocas veces ofrece novedades verdaderamente interesantes.

Como he dicho, una visita de prensa cuesta dinero, así que los organizadores, cuando el asunto lo permite, buscan quien la patrocine. Las comidas y cenas se convierten de esta manera en nuevas rondas de trabajo. Ese día la cena nos brindó la oportunidad de conocer Bord Bia, la Oficina de Alimentos de Irlanda; y a Bord Bia la de hacerse conocer por cerca de cuarenta informadores de una decena larga de países distintos. El sector agroalimentario irlandés, como el español, está haciendo que su calidad tire de una economía bastante maltrecha. Asegura Bord Bia que la apuesta de este país por la ecología y la sostenibilidad es fuerte y que ahí están los sistemas de certificación para demostralo. Cenamos bien,  seafood and beef, y alternamos un ratico.

Centro internacional de prensa. Foto de Martina Valentini
Centro internacional de prensa. Foto de Martina Valentini

Al día siguiente nos cayó toda el agua del mundo mientras paseábamos hacia el centro internacional de prensa. Las acreditaciones, en estos casos, llegan al final de un dilatado proceso que se inicia varios días antes por Internet y termina en este lugar tras pasar los pertinentes controles de identificación y seguridad (cuando no hay ministros, no es así, claro). Como era el día de la excursión, anduvimos con los pies mojados hasta el final de la tarde, pero los amigos del sector lácteo disfrutaron conociendo una explotación modélica, la de David y Catherine Hannon, y las prolijas explicaciones de los técnicos del Animal & Grassland Research and Innovation Centre, que depende de la Autoridad Irlandesa para el desarrollo de la Agricultura y la Alimentación (Teagasc). Irlanda es hierba, y de buena y estudiada hierba se nutren sus animales.

Autobuses del ejército irlandés para los desplazamientos.
Autobuses del ejército irlandés para los desplazamientos.

A la visita se sumaron, en un determinado momento de la tarde, los ministros de Agricultura, y cada cual departió como pudo con su correspondiente mandatario o con los de países vecinos. Llovía, la hierba estaba mojada y la jornada ya se hacía larga, pero pocas veces se tiene tan a mano a un puñado de poderosos como aquel. Los agricultores que al día siguiente se manifestaron en la capital irlandesa también hubieran querido alcanzarlos, supongo.

 

Protesta de los agricultores irlandeses
Protesta de los agricultores irlandeses. Fotografía de Ina Strazdina

En Dubín, la National Gallery fue creada por acuerdo parlamentario en 1854. Alberga unas 15.000 obras artísticas creadas entre los siglos XII y XX y quienes participábamos en el viaje tuvimos el privilegio de disponer de media hora para visitarla a puerta cerrada. Los españoles pudimos reconocernos en Velázquez, Goya o Picasso. Estas cosas también forman parte de los viajes de trabajo y son un incentivo barato (entiendo que entre instituciones todo se arregla) para animar a participar en ellos.

Como tantos otros lugares emblemáticos, la National Gallery pone a disposición del público (previo pago del alquiler correspondiente, no sé si en este caso) algunas de sus salas. En una de ellas otro patrocinador nos invitó a cenar. Glanbia es una compañía irlandesa especializada en alimentos lácteos (aquí conocemos bien Yoplait) y en suplementos nutricionales muy utilizados por deportistas. Tiene sus orígenes en 1964, pero en 1999 adopta su actual nombre e inicia una etapa de formidable expansión. Hoy cuenta con 4.300 empleados en todo el mundo, actividad en 21 países y ventas en 130. Por supuesto, en los postres no pudo faltar una suculenta tabla de quesos.

Reunión de ENAJ
Reunión de ENAJ

El último día ENAJ celebró asamblea y Ciolos, junto con el ministro irlandés, ofreció la rueda de prensa de cierre de la reunión. La red de periodistas europeos presentó su web y un plan de actividades para los próximos meses. Entre ellas la probable organización de un viaje de prensa a España. Cuando el comisario comenzaba a responder preguntas, los españoles y algunos más tuvimos que iniciar la retirada hacia el aeropuerto.

Volvíamos a casa sin el estupendo paraguas que la presidencia irlandesa de la UE pone a disposición de los visitantes para protegerlos de la abundante lluvia con que también les obsequia. Así son ahora las visitas de prensa, sin los lujos de antaño, sin regalos y con paraguas de préstamo. Solo trabajo y buena atención. No hace falta más, por supuesto.

paraguas 2
Días de lluvia

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