Hoy escribiremos solo de cooperativas. La semana ha dado más de sí, pero Cooperativas Agro-alimentarias de España ha celebrado su congreso y en Peagro creemos firmemente en el cooperativismo, que, a pesar de sus no pocos malos ejemplos, sigue siendo la mejor solución para eso que denominamos “los problemas del campo”.
Llamémosles como les llamemos, “precio justo”, “deficiente rentabilidad”, “desafección social”, “falta de relevo generacional”, “burocracia” …, lo cierto es que todos ellos tienen en el cooperativismo la mejor herramienta para solucionarse o, al menos, aliviarse bastante. Salvo, claro está, que sigamos creyendo en el deus ex machina de los antiguos y pensando que algún todopoderoso en forma de ley de la cadena o similar bajará de los cielos para hacerse cargo de la cuenta.
La presencia del comisario Hansen (virtual, en este caso), del ministro Planas y de otras autoridades políticas e intelectuales arropando a los cooperativistas en su congreso es una muestra de la importancia del movimiento (más de 3000 cooperativas, más de un millón de socios y los dos tercios de la producción agraria) y del respeto que se le tiene.
Podría decirse que incluso se le aprecia más fuera que dentro del mismo, donde todavía es necesario impartir muchos cursos de formación para que los miembros de estas entidades tan fundamentales para el medio rural y para nuestra seguridad alimentaria sean conscientes de la gran herramienta que se les ha puesto entre las manos.
Solo a través de la cooperación los pequeños y medianos agricultores y ganaderos podrán ser competitivos, vender a mejor precio y obtener una renta que sea suficiente compensación para su trabajo. Solo mediante la cooperación podrán acceder a compras ventajosas de insumos y rebajar así sus costes de producción. Solo con cooperación podrán transformar sus materias primas y crear buenas redes de distribución que mejoren su posición y fuerza en la cadena agroalimentaria. Con cooperación podrán evitar que buena parte de sus explotaciones (sobre todo, las buenas) pasen a formar parte de las carteras de los fondos de inversión. Con cooperación podrán impulsar un relevo generacional y de género que, pese a estar entre las prioridades políticas del momento, agota los fondos destinados a este fin en un santiamén. Y solo con cooperación podrán forzar buenas políticas públicas de apoyo al sector agroalimentario.
En Palma de Mallorca, donde se ha celebrado el congreso, se ha hablado de sostenibilidad, un reto cuya dimensión solo se podrá afrontar cooperando. Y también de producto cooperativo como marca comercial, algo que ya hace casi un par de décadas se intentó impulsar desde fuera del cooperativismo y este no terminó de aceptar. Bienvenida sea ahora la epifanía, nunca es tarde para abrazarse a ese orgullo cooperativo al que no pocas cooperativas renunciaron en épocas recientes.
Que ese Plan estratégico del cooperativismo agroalimentario 2025-2028 que se acaba de estrenar sea bienaventurado.
Feliz Peagrosemana.
Hoy nos lo has puesto muy fácil. Totalmente de acuerdo con tu análisis sobre el cooperativismo si bien muchas veces el mayor problema lo tenemos en la masa social de nuestras cooperativas. Las administraciones deberían implicarse más en sacar adelante la integración de las pequeñas y medianas cooperativas. Con otro tipo de empresas lo hacen.
Un saludo.