Pelábamos patatas y algunas aparecían verdes bajo la piel que les quitábamos. Expliqué entonces que ese color provenía de una sustancia tóxica que no debe ser ingerida y que convenía eliminar para evitar problemas de salud. Así lo aprendieron algunos y así se lo transmitieron posteriormente a mi sobrino, quien no quedó muy convencido de la veracidad de esta aportación agronómico-culinaria. Hube de hablar directamente con él para hacerle entrar en razón, pero tampoco logré demasiado. Mas, como es un chico inteligente, decidió indagar por su cuenta antes de seguir comiendo tubérculos tóxicos como hasta el momento y la Wikipedia sí pudo introducir tan importante enseñanza en su mollera.
Arrepentido al fin por su contumaz oposición al consejo del mayor, me envió una canción con la que venía a reconocer la existencia de un saber superior. Demostraba también que la lección había sido aprendida e interiorizada. Era por Navidades del año pasado y nos reímos mucho, porque Alex, mi sobrino, tiene tanto ingenio como sentido del humor, y ante esa combinación lo mejor es dejarse llevar.
Un año después he decidido felicicitar a mis lectores con aquel sonido feculento que he vuelto a disfrutar hace unos momentos y que él tituló Solanina, única pista del álbúm To peel or not to peel. A pasarlo bien, amigos. Y ya sabéis: ¡ojo con lo verde de la patata!
Para los más clásicos inserto también la felicitación navideña de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (APAE). Que los buenos deseos de todos mis colegas se extiendan por la blogosfera agroalimentaria.
jajajajaja, ascender a felicitación navideña es todo un honor inesperado para una obra tan humilde como improvisada.
ahora me arrepiento de no haberla regrabado en condiciones, jajaja