Fitur también es agricultura y alimentación

La siguiente entrada se publicó el 26 de enero pasado, pero los duendes de esta imprenta del siglo XXI que es ‘wordpress’ se la llevaron por delante sin consultar con nadie. Afortunadamente se ha podido rescatar casi en su integridad y se vuelve a publicar. Perdón por los inconvenientes que se hayan podido provocar y por esos enlaces rotos que anidarán en el ciberespacio.

Hacía años que no pisaba Fitur, la gran feria del turismo en España. En esta ocasión lo he hecho con ganas y gusto, aunque en una breve jornada que dio para lo que dio. Impresionante, como siempre, aunque afectada, claro, por el signo de los tiempos. Pasillos anchos, que siempre indican merma de expositores; pabellones contenidos, consecuencia de las estrecheces por las que pasan las administraciones; espacio para deambular sin problemas, a pesar de que la afluencia sigue siendo masiva; y, en general, algo menos de espectacularidad en todos los sentidos, pues Fitur, como todos sabemos, es un gran espectáculo ferial.   Dicho esto, me satisfizo ver cómo la agricultura y la alimentación ganan terreno en el campo de batalla del turismo (o no lo pierden y, por tanto, lucen más por falta de competencia).

 

andalucia
Andalucía no dejó pasar la oportunidad de demostrar su liderazgo.

Lo que viene no es un relato exhaustivo de la forma en que el sector agrario se va subiendo a este carro, pues es mucho lo que no pude ver, pero sí algunas pinceladas que darán pistas de por dónde va la cosa.

  1. Los gobiernos lo tienen claro, tanto los autonómicos como los centrales: el turismo tiene uno de sus principales apoyos en la cosa del comer. Inabarcables han sido las presentaciones, degustaciones y ofertas agroturísticas y culinarias que han llenado los programas de trabajo de unos y otros. El turismo y la alimentación son el primer y el segundo sector en aportación al PIB nacional, ¿qué no podrán hacer si se dan la mano? Los respectivos ministerios aprovecharon Fitur para escenificar este hermanamiento y firmaron un protocolo de intenciones que “abre una nueva etapa de colaboración en materia de promoción agroalimentaria”, en palabras del Magrama. El titular del ministerio, Arias Cañete, confía mucho en lo que él llama doble patrimonio: la Dieta Mediterránea y las 321 DOP (Denominación de Origen Protegida), IGP (Indicación Geográfica Protegida) y ETG (Especialidad Tradicional Garantizada) de nuestro país. Tiene razón, pero que vigile este patrimonio porque algunos (con mando en plaza) no están por la labor de cuidarlo. Un dato: menos de un diez por ciento de quienes visitan España lo hacen por nuestra gastronomía, parece que hay margen para crecer.
  2. Los alimentos son el nuevo merchan. Antes Fitur te llenaba la bolsa de bolígrafos, gorras, camisetas, llaveros y otros anzuelos publicitarios de mayor o menor atractivo. Este tipo de reclamos prácticamente ha desaparecido de la faz marquetiniana (¿qué habrá sido de las empresas que se dedicaban a ello?). Es un error, porque, como cualquier otra herramienta de promoción, los reclamos publicitarios cumplían su función; pero como hijos de dioses menores fueron lo primero que los responsables financieros se quitaron de en medio. En fin, esta es otra historia, vayamos a lo nuestro. Hoy en un estand de Fitur lo mejor que se puede conseguir es una lasca de jamón, una copa de vino, un taco de queso, un vaso de sidra, un pastelillo de atún, una tostada con trufa negra y aceite de oliva virgen extra… Y eso está muy bien, porque los alimentos ya son (o eso me pareció) la principal oferta de los pabellones expositores. Hombre, también hay muchos y buenos folletos… pero no te los puedes llevar puestos.
  3. El agroturismo crece. No es que la agricultura sea un elemento subyacente de la propuesta turística, es que es ya una propuesta en sí misma, con nombre propio, agencias propias, público creciente y profesionalización al alza. Rutas del vino, de la cereza, del cacao y otras motean todos los pabellones con sus novedades paisajísticas, culinarias y lúdico-formativas.
    Costa de Marfil ofrece agroturismo en torno al café y el cacao.
    Costa de Marfil ofrece agroturismo en torno al café y el cacao.

     

  4. El Valle del Jerte hace tiempo que explota turísticamente sus cerezos.
    El Valle del Jerte hace tiempo que explota turísticamente sus cerezos.

     

    El Campo de Cariñena aprovechó para presentar una nueva ruta del vino.
    El Campo de Cariñena aprovechó para presentar una nueva ruta del vino.

    La tapa es la reina. Lo de la tapa española es ya todo un fenómeno. Aquí la hemos rescatado (no estaba desaparecida, ojo) y la hemos perfeccionado; y aunque a veces corremos el riesgo de sacarla del tiesto, hemos sabido encumbrarla hasta el punto de que los restaurantes españoles en el extranjero no dudan en utilizarla como reclamo. Estudios habrá, supongo, que nos dirán de su evolución, pero no me extrañaría que en el imaginario de quienes nos visiten acabara sustituyendo a la paella. Este bocado exquisito expresa la idea de doble patrimonio del señor Cañete como pocas expresiones gastronómicas de las que tenemos a nuestro alcance. En Fitur así lo vi.

Buen espacio, la Feria Internacional del Turismo, para nuestra agricultura y nuestros alimentos. Aunque también pude comprobar cómo se desperdicia en ocasiones la oportunidad que las administraciones brindan a sus productores. Espacios buenos, bien equipados, caros, que luego son infrautilizados por quienes más rendimiento les podrían sacar. Otra cara de la moneda sobre la que será necesario reflexionar. De momento, quedémonos con la idea de que esta feria es una buena oportunidad agroalimentaria.

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