El community manager va a ser en el futuro una figura importante para el sector agrario. Si lo es el periodista o el director de comunicación, ahora también este nuevo profesional surgido de los medios digitales y cuya función es gestionar la imagen de las marcas en este entorno.
No sé si lo he dicho antes, pero todos tenemos una imagen, independientemente de que la comunicación que hagamos sea intencional o no, es decir, responda a una estrategia de imagen o no. Siempre comunicamos, aunque no sea nuestra intención. Nuestros actos comunican y nuestra comunicación deviene en imagen.
Y esa imagen, que hasta ahora dependía principalmente de esta estrategia comunicativa de la empresa, cada vez está más en manos de los clientes, de los usuarios, que de la propia compañía. ¿Por qué? Porque estos se han hecho presentes en Internet de una forma activa, organizándose en redes, participando en foros y haciendo públicas sus opiniones de múltiples maneras. Un boca-oreja moderno en el que miles de internautas pueden estar construyendo ahora mismo la imagen de cualquier compañía.
Es mejor no permanecer al margen
El viejo adagio de la comunicación según el cual “si tú no hablas, alguien lo hará por ti” cobra en este escenario mayor importancia. Si hacemos el ejercicio de poner en Google el nombre de nuestra empresa, quizá no sea muy difícil encontrar una conversación sobre la misma de la que, por supuesto, no tenemos noción alguna. ¿Dejaremos que discurra sin ningún tipo de control, sin escucharla siquiera para conocer su contenido?
Pues esa es la función del community manager: establecer el contacto digital con la comunidad de usuarios de una marca e interactuar con ella. Algo así como un director de comunicación, efectivamente, pero especializado en comunicación online.
Sus funciones se parecen a las de este, pero tienen especificidades propias, entre ellas la de conocer cómo funciona la comunicación en el entorno tecnológico, sus herramientas, las estrategias más adecuadas, la forma de medir resultados… Pero vamos a concretar, el community manager se encargará prioritariamente de:
- Escuchar. Lo que en la red se esté diciendo y que sea de interés para la empresa.
- Trasladar. Todo aquello que deba ser considerado en el interior de la compañía, a las personas o departamentos adecuados.
- Planificar. De acuerdo con la estrategia de comunicación y márquetin, una línea estratégica específica para Internet.
- Responder. Cuando sea necesario y del modo oportuno, a lo que en ese momento se hable en la red y que sea relevante para la organización.
- Conectar. Con aquellos usuarios de mayor capacidad de influencia, con el fin de establecer una relación de confianza que favorezca esa comunicación con el público digital, cada día mayor.
- Medir. El resultado de la estrategia y su pertinencia.
Y a través de estas actividades será como mantendrá a la organización vinculada a su público, colaborando con éste y manteniéndose al tanto de lo que ocurra en torno a esa relación en los medios en línea.
Las conversaciones en Facebook, así lo afirma el gurú de las nuevas tecnologías Carlos Barrabés, son la nueva ruta de la seda. Una ruta por la que, si algo discurrirá siempre, son los productos agrícolas y alimentarios. La era digital se ha convertido, pues, en otro de los retos del sector agroalimentario.
No es tan fácil como conectarse
Llegados a este punto habrá quien pensará que para este viaje no hacen falta alforjas tan ‘anglosonantes’. Al fin y al cabo, con una conexión a internet y un par de búsquedas en Google (señalo este buscador porque es el usado por el 95% de los usuarios españoles, pero en ámbitos internacionales existen otros con los que se reparte la influencia) sale prácticamente todo. Pero no es tan fácil.
Las redes y plataformas en las que una empresa puede estar siendo objeto de atención son múltiples; el community manager sabrá identificarlas y controlarlas con rapidez. También encontrará a los usuarios más activos, a los más acérrimos defensores de la marca y a los más renuentes. Está entrenado, por otro lado, para labores tales como:
- Analizar y discriminar con acierto lo importante de lo prescindible.
- Saber cuándo es precisa una contestación y cuándo no.
- Anticipar posibles situaciones de crisis.
- Plantear campañas en Internet y sacarles el mayor partido posible.
- Elaborar contenidos específicos para la red.
- Dominar los vericuetos legales de la comunicación 2.0
- Asumir la cultura corporativa de la empresa como segunda piel.
Tareas, todas estas, que necesitan una atención especializada y no pueden dejarse al albur de una simple conexión. Por supuesto, por lo que a nosotros nos interesa, el community manager habrá de ser un buen conocedor del sector agrario y alimentario, del que ya son muchas las conversaciones que se cruzan por el ciberespacio.