Hace unos pocos años nadie se imaginaba el cambio que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación iban a provocar de forma tan rápida y rotunda. Incluso cuando este comenzó a atisbarse muchos creían (creímos) que podrían sobrevivir en su entorno analógico habitual con unos cuantos toques digitalizadores. Pero la realidad 2.0 no ha tardado en imponerse y sobrepasar a casi todo el mundo como una gran ola sobre la cual solo unos cuantos buenos surfistas han sabido mantenerse en todo momento. La mayoría nos hemos llevado un buen revolcón, aunque no lo suficientemente fuerte como para dejarnos fuera de juego, por fortuna.
Los de periodistas y responsables de comunicación son dos de los grupos profesionales que más obligados y necesitados de actualización han estado. También dos de los que más rápidamente han reaccionado y de los que mayores esfuerzos están realizando para subirse de nuevo a la tabla y manejarse, si no sobre la cresta de la ola, sí al menos con la cabeza fuera del agua. Es mucho el esfuerzo que hay que realizar, pero es ineludible llevarlo a cabo, pues no va a haber vuelta atrás. El futuro es incierto, pero contiene algunas certezas, y una de ellas es que el periodismo digital, las redes sociales y la comunicación 2.0 ya no van a desaparecer, salvo, en todo caso, para dar lugar a procesos todavía más evolucionados tecnológicamente.
No es fácil actualizarse y tampoco mantenerse al día una vez que se ha iniciado la actualización, pero siempre hay quien está dispuesto a echar una mano. Por ejemplo, la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) y la Asociación Nacionald de Empresas de Internet (ANEI), que han editado al alimón la Guía de herramientas tecnológicas para profesionales de la comunicación. Según estas asociaciones, se trata de «una obra de consulta que ambiciona ofrecer a las personas que trabajan en comunicación empresarial una referencia sencilla y rigurosa sobre las principales herramientas digitales que pueden emplear en su labor cotidiana».
Es sencilla y limitada en el sentido de que no toda la vida digital está en ella, pero sí la parte de esta que es más habitual y necesaria para los profesionales de la comunicación. La sencillez, por otra parte, facilita la localización de contenidos y un primer acercamiento a lo que la Red puede ofrecer. Los virtuosos y expertos no la necesitan, pero quienes se estén iniciando en estas lides agradecerán la información, el formato y la estructura de la obra. Hasta veintiséis tipologías diferentes de herramientas digitales útiles a la función de comunicación corporativa se referencian y presentan a los lectores necesitados.
Una ayuda, pues, que hay que agradecer. Y una excusa menos para permanecer al otro lado del mundo digital.