Hace unos días participamos en el foro periodístico internacional que anualmente organiza Greenaccord en torno al medio ambiente y del que ya hemos dicho algo en este blog. Todavía nos quedan cosas que contar de lo que allí aconteció, pero vamos ahora a por una que nos incumbe directamente, pues los organizadores del encuentro nos invitaron a hablar sobre el periodismo agroalimentario español a todos los colegas que por allí pululaban.
Hemos de decir que, curiosamente, menos de una semana después estaba convocado el encuentro Fipa14 (Foro Iberoamericano de Periodistas Agroalimentarios), en el que periodistas agrarios de España e Hispanoamérica íbamos a poner en común nuestras experiencias, aprendizajes, proyectos, miedos y ansiedades. Interesante cita organizada por la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (APAE), Fepex y Fruit Attraction y de la que se puede conocer más a través de lacriba.net.
Para Greenaccord habíamos preparado una radiografía del periodismo agroalimentario que se hace en España y de Fipa14 obtuvimos elementos que la confirmaban o la completaban, así que estamos en condiciones de establecer a continuación una serie de características de esta profesión que, si bien pueden ser discutibles, faltaría más, cuentan con el consenso de miembros muy representativos del gremio. Vayamos a ellas:
- Algo que ni te imaginas. Así se titulaba una jornada profesional que APAE organizó hace algún tiempo destinada a estudiantes de periodismo, pues prácticamente ninguno sabe, cuando comienza sus estudios, que el periodismo agroalimentario es una buena opción para desarrollar una carrera profesional que también puede ser muy interesante y enriquecedora. Lo cierto es que, si se lo plantearan, muchas veces se encontrarían con que este tipo de información ocupa espacios muy marginales en los medios y, por lo tanto, muy poco estimulantes.
- Gusto por el trabajo. Quizá por esa condición marginal del periodismo agroalimentario, quienes deciden dedicarse a él son quienes de verdad lo aprecian. ¿Qué impulsa ese aprecio? En PEAGRO pensamos que el hecho de que todavía exista una generación entera de periodistas con raíces agrarias, no es una cuestión baladí en este sentido, pero eso se acaba y el campo tendrá que aprender a enamorar de otra manera a los medios.
- La información agraria no está exclusivamente en manos de periodistas. Lo que no es ni bueno ni malo, antes que los profesionales de la prensa llegaron a ella los ingenieros agrónomos; y antes, los curas. Hoy, si hay sacerdotes en el periodismo agroalimentario, no se ven, pero sí ingenieros o veterinarios, que son los que levantaron la bandera de la agroinformación cuando a los medios de comunicación no les interesaba. Su presencia imprime a los textos una precisión técnica que por un lado aumenta la fiabilidad de los mismos pero por otro los aleja del público. El periodismo profesional está contribuyendo a equilibrar esta situación.
- No hay enlace con la sociedad. Papel fundamental del periodismo que, en materia agroalimentaria, apenas se logra desempeñar, salvo en aquella información más vinculada a la alimentación y la gastronomía. Es la gran asignatura pendiente.
- Periodismo poco ‘cool’. El periodismo agrario, o agropecuario, como gustan de decir los colegas latinoamericanos, es un término con poco atractivo, remite a lo más marginal de su actividad, al sector primario, ya marginal desde hace tiempo en nuestra sociedad. La actualización a periodismo agroalimentario, además de ser más exacta porque señala a un tipo de información que contempla lo que ocurre en el campo pero también lo que acontece en la cocina o en la mesa, tiene connotaciones más sugerentes que los profesionales no debemos ignorar si queremos aumentar nuestra capacidad de penetración en públicos amplios y diversos.
- De lo residual a lo ¿central? El periodismo agroalimentario está relegado en los grandes medios nacionales, donde solo ocupa espacios relevantes cuando se dan, por ejemplo, crisis alimentarias. Pero gana espacio a medida que los medios reducen su ámbito geográfico y se ruralizan, hasta el punto de que hay espacios agroalimentarios muy importantes en televisiones autonómicas o medios locales de diverso tipo.
- Asoma la prensa de agronegocios. No se puede negar la importancia económica del sector agroalimentario y de su interés para los negocios cuando presenta una alta internacionalización o está fuertemente orientado a la transformación y comercialización. En Perú es este tipo de periodismo de agronegocios el que más se está desarrollando, vinculado a la explosión agroalimentaria del país.
- ¿Dónde está la crítica? El periodismo agroalimentario es excesivamente acrítico, lo que le aleja de las esencias periodísticas. Está muy identificado con los intereses del sector sobre el que informa y, en la medida en que no realiza un análisis crítico sobre el mismo, contribuye muy poco a su mejora y desarrollo, aunque haya quienes puedan pensar lo contrario. Muchos de los problemas graves a los que en ocasiones se enfrentan los agricultores y ganaderos serían menos graves si los periodistas hubieran enfocado bien la lupa con la suficiente antelación.
- Falta capacitación. Apenas hay oferta formativa para quienes quieren dedicarse al periodismo agroalimentario en el ámbito hispanohablante. Solo los periodistas argentinos cuentan con un programa creado por su asociación gremial y probablemente en España veamos pronto una sugerente iniciativa en esta dirección impulsada por APAE.
- Todos a la red. Esta no es una característica exclusiva del periodismo agroalimentario. Internet ha abierto de par en par un mundo de posibilidades que la información agraria ya está explorando. Un mundo de oportunidades y también de amenazas para la profesión, que tendrá que demostrar más que nunca por qué este oficio sigue siendo importante para la sociedad.