El Teatro Real se ha cansado de Arturo Fernández, empresario tristemente famoso durante los últimos meses por sus problemas económicos y los escándalos en que ha andado metido (tarjetas black de Caja Madrid, por ejemplo). Se ha cansado y ha decidido romper relaciones con él, salvo aquellas, abogados mediante, a través de las cuales la institución cultural intenta recuperar el dinero que el exvicepresidente de la CEOE todavía le adeuda.
Nos lo contaba hace unos días Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real, cuyo restaurante ha gestionado Arturo durante varios años. No es fácil saber si en la madrileña Plaza de Isabel II verán algún euro de los que se han ido por el agujero, tal y como le van las cosas al dueño de Arturo Cantoblanco, pero al menos podrán orientar el asunto gastronómico del coliseo musical de una forma más creativa, más atractiva y más propia de un espacio como este.
“No nos interesa un restaurante abierto al público”, afirma García-Belenguer, para quien el servicio de restauración debe de dirigirse exclusivamente a los usuarios del Teatro Real. Y eso es lo que va a pasar a partir del próximo día 4, cuando se estrene el nuevo espacio gastronómico que gestionarán Ramón Freixa y Life Gourmet.
En la presentación de esta nueva etapa, el laureado cocinero (dos estrellas Michelin y tres soles Repsol) no ofreció excesivas pistas sobre lo que se podrá degustar en los aledaños de las bambalinas, pero sí dejó claro que para cada espectáculo hará una propuesta gastronómica concreta. Es decir, que no cenarán lo mismo quienes asistan al inminente estreno de Muerte en Venecia que quienes piensen acudir a disfrutar del ballet de Víctor Ullate.
Cada minuta estará inspirada en la naturaleza y contenido del espectáculo que se vaya a representar, y todo apunta a que con esta fórmula tanto el director de Teatro Real como el propio chef, que se manifiesta gran aficionado al lugar, disfrutarán bastante de una actividad que el primero quería fuertemente ligada al hecho cultural que alberga el palacio madrileño.
El antiguo salón de baile se convierte ahora en el denominado Espacio Gastronómico del Teatro Real, donde tendrán lugar, coincidiendo con cada función, las Noches Gastronómicas. Para quienes estén interesados en disfrutarlas se ha habilitado un sistema de reserva que estará operativo hasta cuatro horas antes del comienzo de las representaciones.
El acuerdo alcanza a todos los servicios gastronómicos, desde el cáterin de los entreactos a las barras y la cafetería del Café Palacio.
En definitiva, una gran idea que refuerza el mensaje cultural que anida tanto la música como en la gastronomía y que hará crecer las expectativas y la satisfacción de los aficionados a ambas.
